PRESIDENCIABLES 2026 Efraín José Cepeda Sarabia Y Miguel Uribe Turbay

Por: Ramiro Suárez Peña, Columnista de cambioin.com

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La democracia en Colombia frente al equilibrio de poderes profundiza la realidad precaria del desgobierno actual.

Si deciden participar en coalición Fincho y Migue en las elecciones presidenciales del año 2026, con la finalidad de rescatar la seguridad, recuperar la democracia, reconstruir País y auspiciar confianza de gobernabilidad; es razón obvia para fortalecer la fuerza publica, Integrar la legitimidad de: los poderes públicos, culturas, colores, edades, biodiversidad sostenible y de regiones.

El próximo Presidente de la Republica de Colombia, desde su génesis electoral, debe atender con seriedad la inclusión social, paridad de género y meritocracia en el proceder político; consolidar unión de regiones con las más apartadas será la estrategia perfecta, lejos de la izquierda pobrecista, para no RAYAR más en el trino “paz total”, ni babosear con el asistencialismo, gestores de paz y vendedores de coca patrocinado por todolandia. 

Señores de la política son Fincho y Migue, con objetivos fijados de antemano, y no es otro que recomponer la inclusión social desde la seguridad democrática, restaurar legitimidad de poderes por el llamado choque de trenes y respetar los derechos fundamentales consagrados en la Constitución Nacional.
La camiseta emblemática de Fincho y Migue, no es otra que el contrapeso a este desgobierno. Destacando la trayectoria Política de cada uno de ellos y porque no decirlo: Disciplina con amor y coherencia, consecuente con los principios que rezan. Esta mezcla consonante entre Fincho y Migue, suma edad, juventud, experiencia y aprendizaje.

El desgobierno de todolandia está atrapado en la subversión, incentiva el derecho a la pereza, patrocina la desigualdad con asistencialismo, incendia el país para que los ricos de la derecha sean pobres y los ricos de la izquierda más ricos. Asi no se construye PAIS, el derecho al trabajo y hacer empresa no es algo que se da, es un derecho que no se quita. 

El desgobierno incuba sus huevos con Armando Benedetti, Roy Barreras y Juan Manuel Santos; dicha experiencia trae revelaciones a futuro de desacierto, incertidumbre, tinieblas, impotencia y más subversión.
Institucionalizar el discurso progresista con la compra de coca, genera un abismo inconsolable, incomprensible, desnaturalizado, inhumano y cruel.
El discurso progresista, no es otro que desintegrar regiones para polarizar el pueblo, reagrupar la subversión desde presidencia y las credenciales comunes en el congreso de la izquierda pobresista.

Ramiro Suárez Peña. Columnista Noticias cambioin.com

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