Somos más que SÍ o NO

      Opinión

Foto: Stivens Parra Gámez. Cambioin 

 

 

 

Por: Stivens Parra Gámez, experto en marketing Político, especial para Cambioin.

*Esta es una opinión personal de quien la escribe y no compromete en nada al Portal Cambioin.

Este sábado, cuatro colombianos y un europeo nos dieron lección de tenacidad y decencia: Carlos Serrano ganó oro en los Juegos Paralímpicos; Darwin ‘el puma’ Atapuma se ubicó segundo en la penúltima etapa de La Vuelta a España; Esteban Chaves bajó del podio a uno de los mejores del mundo y Nairo Quintana aseguró su victoria en la ronda Ibérica tras vencer con soberanía a Froome, quien con un aplauso de mucha estética deportiva, nos enseñó que un rival nunca es un enemigo. 

Ellos conversan a través del deporte y defienden intereses distintos, pero no se odian ni se matan. Cito esto para reflexionar sobre lo que ocurre en nuestro país. 

Dentro de 22 días iremos a las urnas a refrendar o no, lo pactado en La Habana. La pregunta es simple: “¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?” La decisión, empero, se ha vuelto compleja y ha suscitado un debate amplio. 

Casas, calles, oficinas y lugares comunes han sido testigos silentes de una conversación agreste y dura, que terminará parcialmente el 2 de octubre. En esta conversación, que ha prometido ser la más grande del mundo, como lo sugiere un eslogan del Gobierno, estamos participando todos: 

Los campesinos que históricamente han sido marginados y que han puesto buena parte de los muertos y los desplazados; la clase media, tocada ligeramente por la guerra; los jóvenes que han crecido entre el arraigo y el éxodo; los habitantes de las urbes que hemos vivido sus efectos con cierta distancia. Los empresarios, los  políticos, los académicos, todos estamos hablando de paz.  

A veces nos asusta y clamamos “no polarizarnos más”, pero es necesario que pase. Estas conversaciones, aun con su toque de difamación, insultos y mentiras, nutren la decisión y nos permiten aprender de los demás, comprender sus miedos y expectativas. Aunque esto parezca subjetivo, es esencialmente racional. 

Recientemente, han salido encuestas en las que el ‘SÍ’ y el ‘NO’ viven un intenso mano a mano. Me detengo en Twitter, el nuevo escenario para conversar, con el ánimo de contarles algunos ejemplos. 

En un día normal, Twitter registra hasta 24 mil interacciones con mención directa a la “paz”. El ‘SÍ’, acapara la atención con algo más de 17.447 menciones, y el ‘NO’ suele alcanzar tendencias (trending topic) en poco tiempo. #ColombiaSabeDecirNo, #JuntosPorElSÍ, #VotoNoAlPlebiscito o #SíALaPaz, son algunas de esas conversaciones. 

Esta discusión nos  ha llevado a asociar la paz con otras facetas de la vida: un triunfo deportivo aviva el ‘SÍ’; el desempleo, en cambio, alienta al ‘NO’; un acto heroico de la calle excita al ‘SÍ’; un atraco nos devuelve al ‘NO’. 

Sigamos discutiendo: sigamos, como Carlos, abriendo las alas para vencer a los demás sin odiarnos; ataquemos sin zafar la cadena del otro. La discusión de la paz es nuestra. 

Votar ‘NO’, no significa querer la guerra y votar ‘SI’ no nos convierte en idiotas útiles de ningún programa político.  

Mi ‘SÍ’ se sustenta sólo en el imperativo de la vida: si contribuyo a evitar que la gente muera en la guerra, mi ‘SÍ’ me enorgullece. 

En nuestras manos está la posibilidad de parar una guerra ha causado ocho millones de víctimas, con un considerable tributo de amigos, parientes y paisanos del Tolima, pues nuestro territorio registra cerca de 283.452 desplazados. 

Aquí, la muerte ha besado en la boca a 24.759 personas y son miles las horas que nuestros pueblos han vivido bajo el azaroso ruido de las bombas y las milimétricas y perfectas ametralladoras. 

Muy pronto comenzará para Colombia un nuevo tiempo. Voten ‘SÍ’, pero si deciden votar ‘NO’, sigamos siendo amigos. 

 

Por: Stivens Parra Gámez 

Especialista en marketing político especial para Cambioin.

 

 

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