Foto: El barniz de pasto, una historia para leer. Suministrada a cambioin.com
Por: Resumen De Noticias Hoy - Publicado en diciembre 08, 2022
En muchas casas colombianas hay platos, jarrones, porta vasos o cofres decorados con la técnica de Barniz de Pasto. Este es un oficio artesanal de origen prehispánico que se ha realizado por maestros artesanos del sur del país durante más de 500 años. Esta técnica es única en el mundo, representativa de los departamentos de Nariño y Putumayo y fue declarada en 2019 como Patrimonio Cultural Inmaterial de Colombia. Reúne tres actividades tradicionales: la recolección de los brotes de mopa-mopa (árbol), el torneado y talla de la madera, y el barnizado decorativo.
Vía: Laura Ximena Orjuela, Jefe de Prensa del politécnico Grancolombiano
¿Por qué está en peligro?
En 2020 la UNESCO incluye al Barniz de Pasto en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia, ya que se evidencia una falta de transmisión de la técnica. Solo quedan diez recolectores de mopa-mopa, nueve maestros carpinteros y treinta y seis barnizadores expertos. Además, la recolección exige conocer a fondo los senderos de la selva, trepar hábilmente los árboles de mopa-mopa, saber con certeza cuáles son los brotes que se deben recolectar y la delicadeza de realizarlo sin dañar al árbol.
Los saberes de esta práctica milenaria se suelen transmitir entre las familias de los recolectores, carpinteros y maestros artesanos de manera oral, con la observación y la práctica. La técnica corre el peligro de desaparecer debido a los cambios ocasionados por el desarrollo y la globalización que ofrecen a los jóvenes de la zona opciones de trabajo más rentables; la progresiva escasez de mopa-mopa y madera debido a la deforestación y el cambio climático; el difícil acceso a los lugares de recolección; y las condiciones precarias de trabajo en los talleres instalados en los hogares de los artesanos.
Las técnicas asociadas a la recolección, el trabajo de la madera y el barnizado decorativo de Pasto constituyen un elemento de identidad para las comunidades de la zona, por lo que para ellos es importante preservar y proteger este saber. Es por esto que los maestros artesanos, como Oscar Granja del Taller La Granja, buscan “compartir el saber hacer en diferentes espacios, no solo en Pasto, pues es importante dar a conocer la técnica de diferentes formas para darle mayor valor”. Por eso busca ampliar los usos que se le ha dado a la resina del mopa-mopa en otras áreas cómo: la iluminación, la música, la joyería, etc.
¿Qué se está haciendo para conservarla?
Con la idea en mente de compartir con la humanidad sus conocimientos, salvaguardarlos y hacer partícipes a todos los colombianos de este patrimonio cultural inmaterial; los talleres artesanos de la ciudad de Pasto han unido fuerzas junto a las universidades Politécnico Grancolombiano y la Universidad de Nariño para divulgar este saber ancestral junto a la academia, con proyectos de investigación, talleres, semilleros de investigación y ponencias en diferentes áreas del conocimiento. Esto con el fin de lograr una apropiación cultural y teórica y, por consiguiente, salvaguardar la técnica para las generaciones futuras.
Desde el Politécnico Grancolombiano se avanzó en el proyecto ‘Aproximación histórica a una pieza colonial con mopa-mopa, legado y supervivencias’, en alianza con el Museo Colonial de Bogotá. Partió del estudio de una pieza del siglo XVIII: un escritorio de estrado, decorado con Barniz de Pasto, que permitió reconocer una gran cantidad de técnicas asociadas.
Andrea Lorena Guerrero, docente investigadora principal, explica cómo inició el proceso: “Hicimos unas aplicaciones a través de tecnologías análogas y digitales, de la fotografía, el modelado, el calco digital, para entender los procesos que hicieron posibles la elaboración de esa pieza. Esa información la socializamos con la comunidad de artesanos a través de unos talleres de creación, con los que pretendimos hacer una interpretación e toda esa pieza y crear obras nuevas, para que, de esa manera, el patrimonio mueble, se encuentre con el patrimonio inmaterial”.
La construcción de tejido comunitario ha sido clave para la conservación del patrimonio. Como parte del proyecto de investigación, se han desarrollado talleres que permiten la unión de los actores, de una comunidad disgregada por sus condiciones sociales y que cuenta con grandes prevenciones. En los talleres se procuró el trabajo en equipo y se involucraron aprendices, entre ellos estudiantes de diseño gráfico del Politécnico Grancolombiano y de diseño industrial de la Universidad de Nariño, que permiten diálogos para fortalecer la comunidad.
¿Cómo se puede aportar?
Indudablemente, la preservación de este patrimonio requiere esfuerzos de diferentes actores, iniciando por las entidades estatales, las organizaciones de fomento, las voluntades locales, los propios cultores de los oficios y la academia, para que se pueda hacer un proceso de reconocimiento y de entender de qué se trata el oficio; porque, aunque es un arte de origen precolombino, milenario, realmente es conocido por muy pocos colombianos.
“Es importante que se realicen estrategias de reconocimiento de todas las instancias de la cadena productiva, puesto que inicia con los recolectores en la zona selvática montañosa de Mocoa en el Putumayo y pasa por un camino que es bastante peligroso hasta la ciudad de Pasto, que es transformado por los barnizadores, gracias también a los soportes que brindan los artesanos de los oficios de la madera. Entonces, sin el reconocimiento profundo de la cadena productiva, es muy difícil generar unas propuestas viables de conservación, promoción y preservación”, afirma la docente del Politécnico Grancolombiano.
Para la investigadora, la tarea del gobierno es muy importante, ya que es el encargado de viabilizar los recursos necesarios para ejecutar el plan especial de salvaguardia en los sectores más sensibles necesarios y estratégicos de la cadena productiva. Allí entra el papel de las instituciones de educación superior, como responsables de hacer la investigación y un reconocimiento legítimo de los aspectos teóricos, científicos, tecnológicos, de diseño, artístico, cultural y social; investigaciones que deberían permitir hacer unos marcos de proyectos y de planes estratégicos de los gobiernos. Pero, por supuesto, la labor de la sociedad es clave, ya que se encarga de promover la valoración de esas obras, la promoción de su compra y de su comercialización.
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